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lunes, 25 de junio de 2012

La fiesta por el segundo aniversario de Ciudad Radio

El sábado 2 de junio se celebró el segundo aniversario de la estación por Internet, Ciudad Radio, a la que fui invitado, y por diversas ocupaciones, no había podido reseñar hasta ahora. Puede resultar extraño que en una página dedicada a la crítica musical se escriba una reseña sobre una fiesta. El primer sorprendido fui yo, esa noche. Nunca había acudido a una fiesta de aniversario, así que llegué a ella sin ninguna información, y por lo mismo, sin saber qué esperar. No pudo haber sido más oportuno la falta de información. Porque la fiesta fue un extenso concierto que incluyó tres grupos y dos DJs tocando en vivo, amenizando la noche.

La noche del festejo empezó con un DJ realizando un warm up set para poner en onda al respetable que apenas comenzaba a llegar. No fue muy de mi agrado lo que estaba mezclando, pues era música muy comercial: Tears for fears, Bee Gees, Gloria Gaynor, y cosas por el estilo. Y si bien de repente algunas mezclas fueron dignas de mención, realmente su sonido demasiado mainstream y comercial no fue de mi agrado. Al concluir comenzó la primera sorpresa.

El primer grupo en vivo fue La Decadanse, un dueto bonaerense cuya propuesta musical me recordó, quizá por la indumentaria de la cantante, a un legendario grupo de rock progresivo italiano de la segunda mitad de la década de los setentas: Pierrot Luniare, pero en tono no progresivo y con un aroma menos pretencioso, más fresco y por momento melancólico, típico de ciertas áreas de La Plata. El ámbito musical en el que se mueve este dueto nos es un poco ajeno, ya que en México nadie jamás ha cultivado el género: la música de cabaret. Quizá no fue el tipo de música que el joven público esperaba, y de allí que tal vez la respuesta no hubiese sido la esperada. El grupo venía a promover su primer disco EP, anticipo del CD que parece acaba recién de aparecer. Apenas una hora duró su presentación, y su sonido, un tanto intimista, característico de la música de cabaret. Sin duda alguna, incluso el EP le hace poca justicia a lo que el grupo hace sobre el escenario, y la canción que abre el disco es más bien un demo, más que un a grabación perfectamente concluida ye ditada en estudio. Sin embargo, es en este EP donde el aroma melancólico y porteño se hace más evidente, y al escucharlo es comprensible por qué la gente no se identificó con la música en tono menor que realiza este peculiar dueto. Pero me parece que lo escuchado en la pista del Atlantic, donde se llevó a cabo la fiesta, me da una muy buena idea de las posibilidades enormes que el grupo tiene y lo que puede desarrollar si prestan atención a lo que en el mismo ámbito realizan otros artistas, concretamente la cantante rusa Irina Bogushevskaya, con quien comparten el reto de enfrentar audiencias que no siempre entienden los ritmos y posibilidades de este género. Ojalá pronto podemos ver el desarrollo de sus capacidades histriónico-musicales en plenitud.

Inmediatamente después tocó el turno al grupo méxico-colombiano La Orrorosa, quien también traía disco EP en promoción, aunque éste es del 2011. Igual que en el caso de La Decadanse, pero distinto en el escenario, la producción discográfica hace escasa justicia a lo que el grupo hace en el escenario. Por principio de cuentas, si me hubieran informado que en la fiesta iba a haber un grupo que tocaba cumbias, no me habría presentado. Pero incluso oyendo el EP es evidente que la cumbia que ellos tocan realmente es bastante distinta al género original colombiano. Igual que el dueto argentino, La Orrorosa hace una mezcla de géneros que distorciona y rompe con el esquema tradicional de este género popular. La inclusión de tres percusionistas, uno de ellos baterista de rock, otro de bongóes y congas, y un tercero en la tarola, rompe el esquema instrumental de este tipo de grupos. Pero lo más impactante es la energía que el grupo despliega sobre el escenario, algo que ningún disco puede capturar en toda su potencia, especialmente por la evidente relación energética con su público. Aquí es donde la asombrosa mezcla de géneros hace que la cumbia casi desaparezca en medio de oleadas rítmicas que combinan el punk, el ska, el rock, algunos toques de jazz, y un uso notable de teclados, además del innegable carisma de sus integrantes, en particular de su cantante. Este heterogéneo grupo deconstruye la cumbia y la transforma en un género híbrido, impuro, en el que lo más importante es la distorción, las letras provocadoras, con fuerte contenido social, retratando un mundo subterráneo al que el género original parece refractario, dando voz en sus letras a los olvidados, a las mujeres que se parten en dos para salir adelante, a esas que trabajan en las noches en antros y tugurios de mala muerte, y llegan a sus casas sólo para pasar como zombies el día, y empezar el ritual a la noche siguiente, como en su canción "Zenaida". El estilo desenfrenado de La Orrorosa es un catalizador de primera magnitud para encender cualquier oscuridad con una luz que inlcuye no sólo esta fusión de géneros musicales sino con la fuerza de sus irreverentes letras y su actitud franca y abierta a la experimentación.

Pero nada me había preparado para el grupo de cerró la noche. Polka Madre, un grupo integrado por músicos mexicanos, uno estadounidense, un  finlandés y una francesa (que ocasionalmente hace acto de aparición, y que esa noche lo hizo), quienes hace una sorprendente y cautivante mezcla de géneros musicales con total limpieza y dominio instrumental. El género de base es la música balcánica con mezclas que incluyen ligeros toques de jazz y música de cámara o música clásica, rock, punk, toques de eso que algunos llaman "latino", en atmósferas de folk impregnadas de un innegable toque dance electro-acústico. El resultado es una amalgama deslumbrante de géneros apuntalado en una atmósfera característica del folclor de la Europa del este, orientado hacia géneros modernos, con una originalidad y potencia expresiva deslumbrante. Igual que sus dos predecesores, Polka Madre tocó por aproximadamente una hora o un poco más ante un público que bailaba al son que les tocaran, y los aplaudía y saludaba con una energía recíproca a la que el grupo destilaba sobre el escenario.

La noche concluyó a eso de las 3:00 o 3:30 de la madrugada, pero ¿a quién importaba la hora después de tanta energía compartida? La fiesta por el segundo aniversario de Ciudad Radio llegó a su fin, y el concierto de estos tres grupos nos dieron la oportunidad de ver una parted e la escena underground del país, alm que pocas estaciones y medios de comunicación suelen prestar atención. ¡Enhorabuena a todos en Ciudad Radio! Ya queremos estar en la fiesta del tercer aniversario.

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